La mayoría de nosotros conoce a detalle los problemas de sus “mejores amigos”
y de sus familiares, a tal punto que llegamos a juzgarlos por cómo
reaccionan frente a ellos.
Estamos convencidos de que nosotros, en su lugar, actuaríamos mil veces mejor.
Nos es muy fácil opinar y juzgar, pero debemos recordar que ellos vienen a nosotros por un consuelo, una palabra de aliento y no por un problema más.
Deberíamos intentar escuchar y bueno, comprender el por qué se sus acciones, deberíamos intentar ponernos en sus propios zapatos.
¿Cuántas veces hemos juzgado las acciones de los demás, pensando que nosotros,
en su lugar, actuaríamos mejor?