ELLA ES MI MADRE

Una madre no es cualquier cosa, no es algo que se puede dejar de lado.

Nuestras madres muchas veces nos sacan de “quicio”, pero muchas veces nosotros les provocamos que estén tristes por las diversas formas en que las tratamos.

La mayoría de veces sucede que no queremos escuchar más los consejos de mamá, ya que “estamos grandecitos para esas cursiladas”. Pero hoy en día las madres dejan de lado la antigüedad y optan por la modernidad, están al día de todo.

Nuestras madres…

Llegan a ser nuestras consejeras, nuestras mejores amigas, nuestras cómplices, corremos al lado de ellas para hablar de nuestras cosas.

Ella nos es tan necesaria como lo es el aire que respiramos. Nos pude llegar a faltar todo, pero nuestra madre nunca.

Aquella mujer ideal, linda, valiente, trabajadora y luchadora, siempre detrás de nosotros y de todo lo que hacemos para ver cómo estamos.

Lamentablemente cometemos el error de pensar que porque ella está cerca, siempre lo va a estar y no la valoramos ni respetamos; no nos ponemos a pensar que nada dura para siempre.

¡Cuántas personas darían todo lo que tienen y hasta lo que no por volver a tocar y abrazar a sus madres, aunque solo fuese por unos minutos! Pero se dan cuenta que  ya es demasiado tarde para ellos, ya no está, se ha ido y no volverá.

Después de perderla lloramos, gritamos, rogamos; nos damos cuenta que quizá nunca les llegamos a decir: “te amo mamá, aquí estoy para lo que quieras”.

El tiempo avanza y no te espera, ¡es tu madre!

Cuando uno es joven, pensamos que la vejez está lejos de nuestro alcance, por eso no nos complicamos y somos agresivas, malas hijas y no somos conscientes del sufrimiento interno de una madre. Una madre siempre intenta que sus hijos no la pasen mal, todo lo hace por ellos.

Una madre no es cualquier cosa, es algo divino, una bendición que tenemos en nuestras vidas.

Mientras ellas estén vivas, no tenemos que esperar demasiado tiempo para decirles que las queremos, las necesitamos y que nos gusta estar a su lado.

Podemos hacerlas sentir importantes, ella es y será siempre la amiga verdadera en nuestras vidas. Todos nos llegan a fallar alguna vez, mas nuestra madre estará allí siempre, dispuesta a darnos su hombro o acariciar nuestros cabellos cuando la vida nos trate mal.

Cuidémoslas, respetémoslas y amémoslas, ellas se merecen todo por lo que han hecho y por lo que han dejado de hacer desde que decidieron cuidarnos y nunca dejarnos.

Recordemos siempre que -Madre hay una sola- y como la nuestra … ¡NINGUNA!