ESTÁ BIEN. ME LO DIJISTE.

Es típico para los seres humanos cometer errores, pero es horrible escuchar un “te lo dije” después de cometerlo y mucho más escucharlo de forma repetitiva.

Aún no sé la razón del “te lo dije” si ya las cosas están hechas.

Eso solo causa remordimiento por quien cometió una equivocación y sobre todo aumentará su nivel de desconfianza en sí mismo.

Como dicen por ahí, las palabras duelen más que los hechos, así que empezemos a tener cuidado con ellas, y aunque tengamos razón es mejor no decirlo.

Muy a menudo tenemos inmensas creencias que podemos aceptar o no.

En nuestro entorno siempre llegamos a encontrar personas que nos dicen de manera muy amable lo que consideran adecuado o no para nuestras vidas. Estas personas son las que suelen decirnos mil y un veces “te lo dije”, el cual nos juzga y ataca en lo más

profundo de nuestro ser.

En la vida existen demasiadas personas que van “arreglando” la vida de sus  semejantes: “¡Hey, reacciona! No deberías hacer eso”, “Por qué eres tan tonta, deberías aprovechar esa oportunidad”.

Ellas actúan de buena manera, pero ¡NADIE SE LOS HA PEDIDO! Nadie nos puede juzgar sin antes escuchar los motivos y/o razones de nuestras acciones, así como que nadie tiene derecho a juzgarnos

El “te lo dije” repetitivo no tiene nada de apoyo.

·         Puede ser adecuado el “te lo dije” ya que de esa manera le enseñas a la otra persona la importancia de recibir consejos y escuchar a las demás personas que le rodean.

Creo que está claro que los consejos se reciben de las personas con las que tienes más confianza, ya que ellos no te mentirían.

·         Puede ser perjudicial el “te lo dije” ya que solo causa culpas y daños.

Si lo escuchamos muy seguido podemos terminar con una pérdida desmedida de autoestima y alegría por la existencia.

No mortifiquemos a las personas que nos rodean con un “te lo dije” y tampoco permitamos que nos mortifiquen con esta frasecita.

La vida es más que palabras y equivocaciones, es más que menús y opciones a tomar, y quien no ha tenido el placer de errar, tampoco ha tenido ansias de vivir.